Al pasar unas horas en la delegación, esta monjita, confeso, que no había sufrido ni un abuso sexual, sino que, mintió para ocultar el romance y la relación que mantenía con el vendedor de una tienda. Esta monjita quedó al descubierto y no tuvo de otra que confesar.
Cuando se retractó, su excusa fue que necesitaba una historia para encubrir su verdadero encuentro sexual: con un empleado de una tienda, que se coló en el convento por la puerta trasera. La policía no le ha acusado de ningún delito.
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